Preguntas Frecuentes

En efecto, un psicólogo (como cualquier otra persona) puede tener dificultades personales. Sin embargo, ten en cuenta que el entrenamiento de un psicólogo abarca mucho más que la teoría. Tu terapeuta está entrenado para jamás mezclar las situaciones personales con las profesionales, además de que las actitudes o formas de pensar que yo tenga hacia diversas situaciones son estrictamente mías y no influenciarán en ningún momento el rumbo del tratamiento. Por ejemplo: la adopción de niños a cargo de parejas homosexuales es un tema que hoy por hoy es controvertido, es decir, que existen opiniones divididas al respecto, unos a favor y otros en contra. Sean cuales sean mis opiniones sobre las parejas homosexuales y la adopción de hijos, esta nunca influenciará el tratamiento.

Por lo regular las consultas tienen una duración de 1 hora pero es posible que se extiendan o reduzcan alrededor de 10 minutos.

Lo ideal para el tratamiento es que sean una vez por semana. De cualquier forma, es posible realizarlas 2 veces por semana si puedes dedicarle el tiempo suficiente o una vez cada dos semanas si se acomoda mejor a tus horarios

La ansiedad es una respuesta natural en los seres vivos. Una gran variedad de especies la presentan y no solo el ser humano. Ocurre cuando nos sentimos amenazados por un peligro o una situación determinada. En la antigüedad estos peligros podían consistir en depredadores o situaciones de vida o muerte para la que nuestro cuerpo nos preparaba haciéndonos sentir ansiedad. Aunque hoy en día nuestras fuentes de ansiedad son muy distintas a los depredadores o eventos de riesgo vital, nuestro cuerpo sigue respondiendo como si la vida estuviera en riesgo cada vez que enfrentamos una entrevista de trabajo, un examen, un evento social importante etc.

La ansiedad se manifiesta de las siguientes maneras:

• Cognitiva: son todos los pensamientos que se generan cuando estamos nerviosos. Por ejemplo: “estoy nervioso”, “no voy a ser capaz de hacerlo”.
• Motora: son todas las cosas que hacemos (conductas), entre las más frecuentes: agitación motora (hacer las cosas más rápido), mover una parte del cuerpo (por ejemplo la pierna), etc.
• Emocional: malestar, frustración.
• Fisiológica: latidos fuertes del corazón, sensación de ahogo, respiración agitada, tensión muscular, sudoración, etc.

 ¿Cómo se produce la ansiedad?

Como se mencionó más arriba, nuestros organismos evolucionaron para sentir ansiedad en momentos de riesgo extremo, y esa respuesta de ansiedad aún se mantiene al día de hoy. La diferencia es que ya no se requiere un peligro vital para desencadenar una respuesta de ansiedad, sino que esta puede producirse por eventos como exámenes, situaciones de incertidumbre o entrevistas de trabajo. Por lo tanto ante digamos una entrevista de trabajo, nuestro cuerpo reaccionará elevando la taza cardíaca, la sudoración, la respiración manifestando temblores en manos o piernas y/o dilatando las pupilas en los ojos. Todas las anteriores son respuestas naturales y útiles en una situación de peligro vital, pero inútiles e incluso contraproducentes en la vida moderna.

La ansiedad no es un problema en sí misma, en realidad es una respuesta natural, sin embargo si se experimenta una gran ansiedad, es probable que esta dependa de la forma en la que los factores relacionados a la misma se están interpretando. Esto explica por qué a algunas personas puede darles miedo (ansiedad) los insectos y a otras no, o por qué hay gente que puede hablar en público con mucha naturalidad y otras pueden apenas mirar a los ojos.

Situaciones

Por lo tanto la ansiedad surge de la forma en la que valoramos/interpretamos un objeto o una situación determinada.

Por ejemplo:

¿Cómo deshacerme de ella?

Aunque existen medicamentos para reducir la sensación de malestar emocional, así como para las manifestaciones fisiológicas (benzodiazepinas y beta bloqueadores), estos no combaten el verdadero origen de la ansiedad, sino que controlan únicamente los síntomas de la misma.

Otros medicamentos como los antidepresivos funcionan de forma moderada y son solamente paliativos, por lo que al dejar de consumirlos será altamente probable que la ansiedad regrese a su estado original.

Actualmente el tratamiento recomendado para cualquier desorden de ansiedad es la terapia psicológica bajo un enfoque denominado “cognitivo-conductual”. Éste tipo de terapia trabaja reestructurando las actitudes, creencias, valores o ideas que dan origen y mantienen la ansiedad, de este modo tanto las reacciones emocionales como las fisiológicas correspondientes a la ansiedad se verán modificadas de forma permanente.

La ansiedad se manifiesta de las siguientes maneras:

• Cognitiva: son todos los pensamientos que se generan cuando estamos nerviosos. Por ejemplo: “estoy nervioso”, “no voy a ser capaz de hacerlo”.
• Motora: son todas las cosas que hacemos (conductas), entre las más frecuentes: agitación motora (hacer las cosas más rápido), mover una parte del cuerpo (por ejemplo la pierna), etc.
• Emocional: malestar, frustración.
• Fisiológica: latidos fuertes del corazón, sensación de ahogo, respiración agitada, tensión muscular, sudoración, etc.

 ¿Cómo se produce la ansiedad?

Como se mencionó más arriba, nuestros organismos evolucionaron para sentir ansiedad en momentos de riesgo extremo, y esa respuesta de ansiedad aún se mantiene al día de hoy. La diferencia es que ya no se requiere un peligro vital para desencadenar una respuesta de ansiedad, sino que esta puede producirse por eventos como exámenes, situaciones de incertidumbre o entrevistas de trabajo. Por lo tanto ante digamos una entrevista de trabajo, nuestro cuerpo reaccionará elevando la taza cardíaca, la sudoración, la respiración manifestando temblores en manos o piernas y/o dilatando las pupilas en los ojos. Todas las anteriores son respuestas naturales y útiles en una situación de peligro vital, pero inútiles e incluso contraproducentes en la vida moderna.

La ansiedad no es un problema en sí misma, en realidad es una respuesta natural, sin embargo si se experimenta una gran ansiedad, es probable que esta dependa de la forma en la que los factores relacionados a la misma se están interpretando. Esto explica por qué a algunas personas puede darles miedo (ansiedad) los insectos y a otras no, o por qué hay gente que puede hablar en público con mucha naturalidad y otras pueden apenas mirar a los ojos.

Situaciones

Por lo tanto la ansiedad surge de la forma en la que valoramos/interpretamos un objeto o una situación determinada.

Por ejemplo:

¿Cómo deshacerme de ella?

Aunque existen medicamentos para reducir la sensación de malestar emocional, así como para las manifestaciones fisiológicas (benzodiazepinas y beta bloqueadores), estos no combaten el verdadero origen de la ansiedad, sino que controlan únicamente los síntomas de la misma.

Otros medicamentos como los antidepresivos funcionan de forma moderada y son solamente paliativos, por lo que al dejar de consumirlos será altamente probable que la ansiedad regrese a su estado original.

Actualmente el tratamiento recomendado para cualquier desorden de ansiedad es la terapia psicológica bajo un enfoque denominado “cognitivo-conductual”. Éste tipo de terapia trabaja reestructurando las actitudes, creencias, valores o ideas que dan origen y mantienen la ansiedad, de este modo tanto las reacciones emocionales como las fisiológicas correspondientes a la ansiedad se verán modificadas de forma permanente.

El trastorno depresivo es una enfermedad que afecta al organismo (cerebro), influenciando nuestro estado de ánimo, la forma en la que pensamos de nosotros mismos (autoestima) y de otros, en la que dormimos e incluso nuestros patrones de alimentación. Es importante tener en cuenta que la depresión no es un signo de debilidad o falta de carácter, sino que es una condición mental seria que requiere tratamiento. Las personas que padecen de depresión no son capaces de simplemente decir: “¡ya basta!, me voy a poner bien”, del mismo modo que una persona con un resfriado no puede mejorar solo por desearlo. Por otro lado, es importante recordar que sentirse triste, melancólico o nostálgico no es lo mismo que estar deprimido.

Sin tratamiento adecuado, los síntomas de la depresión pueden permanecer por meses, años o incluso de por vida con consecuencias devastadoras para el indiviudo y su familia.

 Causas y síntomas

 Hasta el día de hoy no hemos podido encontrar una única y clara causa para la depresión, más bien la evidencia acumulada por las investigaciones sugiere que las causas principales son genéticas (hereditarias) y personales. Estas causas  pueden ser activadas por un desencadenante ambiental como un accidente, la muerte de un ser querido u otro  evento traumático. Las personas con familiares que han padecido de presión tienen una mayor probabilidad de padecerla ellos mismos, lo que apunta hacia un factor hereditario, sin embargo otras causas están siempre presentes como las presiones o estrés de la vida cotidiana (trabajo, escuela, familia, etc.). De igual forma, personas con esquemas de pensamiento disfuncionales (extremistas, baja autoestima, perfeccionistas, entre muchos otros) son altamente susceptibles a la depresión.

 Síntomas:

• Estado de ánimo triste durante casi todo el día casi todos los días
• Pérdida de interés o placer por actividades que antes eran agradables
• Sentimientos de inutilidad o culpa
• Disminución de la energía, fatiga, agotamiento o la sensación de estar en “cámara lenta”
• Pensamientos de muerte o suicidio incluyendo intento de los mismos
• Dificultad para concentrarse, recordar o prestar atención

Tratamiento:

La depresión es diferente en cada persona por lo que los tratamientos no funcionan igual para todos . Desafortunadamente no contamos con una cura definitiva para la depresión, sin embargo, existen tratamientos efectivos para reducirla de forma significativa y en muchos casos eliminarla

Los antidepresivos son medicamentos que suelen funcionar para tratar los síntomas asociados a la depresión. Los efectos de este medicamento comenzarán a apreciarse tras alrededor de 5 semanas de haber iniciado a tomarlos. Incluso los antidepresivos más modernos o de última generación (ISRS) tendrán algunos efectos secundarios no deseados como por ejemplo: sequedad en la boca, estreñimiento, dificultades para orinar, pérdida dela lívido (deseo sexual) o visión borrosa. Es importante ser consciente de que aún cuando los medicamentos hayan funcionado y los síntomas de la depresión estén en remisión (hayan desaparecido), existe una probabilidad de que los síntomas se presenten nuevamente en el futuro ya que los medicamentos antidepresivos no atacan la causa de la enfermedad sino que se centran en aliviar los síntomas.

La psicoterapia, específicamente la psicoterapia de corte cognitivo-conductual es la que ha demostrado una mayor eficacia en el tratamiento de la depresión. Este estilo de terapia ayuda al paciente modificando sus esquemas de pensamiento (usualmente los causantes de los síntomas de la depresión), al reestructurar estos esquemas o patrones de pensamiento se observa un cambio en la forma en la que se procesan las emociones y las conductas en general

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es una enfermedad neuroconductual que se caracteriza por una inquietud excesiva, falta de atención, distracción e impulsividad. Por lo general, se detecta por primera vez cuando los niños están en edad escolar, aunque también puede diagnosticarse en personas de todas las edades. Según las investigaciones, en un salón de clases promedio de 30 estudiantes, por lo menos uno padecerá TDAH.1

Es normal que muchos niños tengan altos niveles de actividad y les cueste prestar atención durante períodos prolongados, pero quienes padecen TDAH, presentan una hiperactividad y falta de atención excesivas que interfieren con el comportamiento cotidiano. Algunos niños que sufren TDAH sólo tienen problemas de atención; otros sólo tienen problemas de hiperactividad e impulsividad; otros niños tienen ambos problemas. Con el tiempo, los niños que padecen TDAH tienden a ser menos hiperactivos e impulsivos, pero, con frecuencia, siguen teniendo problemas de falta de atención, distracción y organización.

El TDAH puede interferir con el rendimiento del niño en la escuela y la capacidad de desarrollar y mantener relaciones sociales (con sus pares). El TDAH puede aumentar el riesgo de que un niño deje la escuela o tenga problemas de disciplina. Padecer TDAH también aumenta el riesgo de tener problemas de conducir, fumar cigarrillos y abusar de drogas.

Existen tratamientos efectivos para ayudar a controlar los síntomas del TDAH, como la falta de atención, la hiperactividad y la impulsividad, y puede mejorar la capacidad de una persona para desenvolverse en el hogar, en la escuela y en otros lugares. Es posible que el tratamiento consista en la administración de medicamentos, una terapia conductual o una combinación de ambas.

Como padre o tutor de un niño o adolescente al que le hayan diagnosticado TDAH, es posible que conozca el debate relacionado con los medicamentos usados para tratar esa enfermedad. Recientemente, la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA) revisó varios estudios de investigación sobre niños y adolescentes a quienes se les recetaron medicamentos para el tratamiento del TDAH y llegó a la conclusión de que esos medicamentos son efectivos y que los riesgos relacionados con ellos son conocidos y pueden ser controlados.

Si bien la FDA descubrió que esos medicamentos por lo general son seguros y efectivos, muchos niños y adolescentes que toman medicamentos para el TDAH experimentan efectos secundarios en algún momento. Es posible que algunos de esos efectos secundarios sean importantes y deben ser controlados atentamente.

Recientemente, la FDA indicó a los fabricantes de medicamentos para TDAH que crearan guías de tratamiento para informar mejor a los pacientes y sus familias sobre los posibles efectos secundarios conocidos relacionados con esos medicamentos, ya sean comunes o poco comunes.

 ¿Cómo puedo saber si mi hijo padece TDAH?

 Dado que no se puede realizar una tomografía cerebral computada o un análisis de sangre para diagnosticar el TDAH, es importante que un profesional del cuidado de la salud especialmente capacitado para diagnosticar y tratar el TDAH evalúe el comportamiento de su hijo. Ellos podrán indicarle si el comportamiento de su hijo refleja los síntomas del TDAH o si simplemente su hijo es inusualmente activo o inmaduro.

La mayoría de los casos de TDAH se diagnostican durante los primeros años escolares. Los niños a quienes se les diagnostica TDAH presentan síntomas que afectan su capacidad de comportarse como otros niños de la misma edad. Esos síntomas deben durar al menos 6 meses para que se pueda diagnosticar el TDAH.

¿Qué tipo de tratamientos son efectivos?

Existen básicamente dos tipos de tratamientos efectivos: la terapia conductual y la terapia con medicamentos.

Los medicamentos como el metilfenidato (un medicamento estimulante ampliamente usado para el tratamiento del TDAH) son efectivos para el tratamiento de los síntomas, ya sea solo o en combinación con la terapia conductual. El tratamiento que incluye medicamentos es más efectivo para los síntomas del TDAH (como la hiperactividad) que la terapia conductual por sí sola. Este hecho se aplica especialmente cuando la dosis del medicamento se controla rigurosamente y se administra a cada niño según sus necesidades.

Entre los tratamientos conductuales se encuentran tres enfoques:

• Capacitación para padres: Ayuda a los padres a conocer sobre el TDAH y las maneras de controlar las conductas relacionadas con este.
• Tratamiento enfocado en el niño: Ayuda a los niños y adolescentes que sufren TDAH a aprender a desarrollar destrezas sociales, académicas y de resolución de problemas.
• Intervención escolar: Ayuda a los maestros a cumplir con las necesidades educativas de los niños enseñándoles a controlar las conductas de sus estudiantes relacionadas con el TDAH dentro del salón de clases (como dar recompensas, evaluar consecuencias y enviar boletines diarios a los padres).

El insomnio puede ocurrir por una amplia variedad de razones, pero probablemente habrás notado que cuando más necesitas dormir, menos puedes hacerlo. Esto se debe a que una de las principales razones o causas relacionadas con el insomnio es la actividad mental. Cuando estamos nerviosos por algún evento, preocupados por algo que pueda ocurrir o a la expectativa (mirar frecuentemente el reloj para ver si ya es hora de despertarse) es poco probable que nuestro cuerpo pueda iniciar los sistemas necesarios para dar lugar al  sueño. Aunque muchas veces no nos damos cuenta de si realmente estamos estresados, nerviosos o preocupados, existen técnicas diseñadas para aumentar la relajación de forma rápida, permitiéndole al organismo iniciar el sueño.