¿Debo acudir a un psicólogo?

No existe un único momento que sea igual para todas las personas en el que sea necesario. Ese momento es personal y depende de muchos factores. Sin embargo considera lo siguiente:

• Estrés o ansiedad que no te permite llevar a cabo las actividades del día a día.
• Dificultades en las relaciones familiares que perturban tu trabajo o estudios.
• Dificultades en las relaciones de pareja (novios/as o esposos/as) que no te dejan disfrutar la relación o llevar a cabo tus actividades.
• Problemas para dormir.
• Tristeza que no te permite salir de cama y te quita el entusiasmo o el interés que tenías por hacer las cosas.
• Dificultad para controlar estados emocionales o conductas impulsivas como la ira, las mentiras el robo, las apuestas, etc.
• Problemas en la atención, memoria o aprendizaje que provocan descuidos constantes, accidentes, bajo rendimiento académico, dificultades en las relaciones con amigos etc.
• Preocupaciones constantes.
• Dificultades en las relaciones íntimas de pareja.
• Cambios de humor repentinos sin razón aparente.

Los anteriores son motivos de consulta frecuentes mas no son todos. Si sientes que algo de esto puede estarte afectando a ti, a un familiar o amigo, no dudes en llamar y pedir información sin compromiso, estaré encantado de atenderte.

Recuerda que ir al psicólogo no significa en ningún momento que estés “loco/a” o que tengas un trastorno mental, lo que sí sería una locura, es no hacer nada cuando no te encuentras bien. Yo no puedo decirte lo que debes o no debes hacer, pero si te ayudaré a entender y a tomar tus propias decisiones; no te podré decir cómo será el futuro, pero te diré que los cambios exigen voluntad, debes querer y debes creer. Ir con un psicólogo no es platicar con un amigo, existen momentos en la vida en los que no necesitas ni consejos ni buenas intenciones, pero si profundizar en ti y trabajar en un proceso de cambio. Por último, ten en mente que un psicólogo no puede garantizar tu felicidad, el objetivo es mejorara cada momento a cada paso. La felicidad no es una meta, sino la forma de recorrer un camino.